Los miedos del signo de Capricornio
Los que nacieron a la sombra del híbrido son personas
meticulosas, responsables, amorosas y trabajadoras. No saben decir que no, pero no le dicen que sí dos veces a cualquiera. Creen que los sueños se merecen, y que sólo se consiguen con trabajo duro y con dedicación. Serenos y calmos ante las tempestades, se guardan las pasiones como el horno preserva su caldera… y cuando estallan son terribles.
Saben
enfrentar los problemas con un sentido práctico. Son honestos y leales, y dan todo por sus amores y por sus amigos. Pero guardan un miedo del que no siempre sale airosos.
¿A qué le temen los nacidos bajo el signo de Capricornio?
Es común que los Capricornio se endilguen la carga de sacar adelante a comunidades enteras. Es tal su talento y su vocación de servicio que no tienen trabajo en ser quien hace el camino andando para que otros disfruten de una travesía calma y segura.
Por ello, saben que si fallan, muchos caerán detrás suyo.
El mayor miedo de los nativos del signo del híbrido es el fracaso, por todo lo que implica para quienes de ellos dependen. No toleran la idea de que quienes aman sufran privaciones o dolor. Su miedo al fracaso es algo más que un temor a la falta de éxito y realización. Es el miedo a que toda una parte del mundo desaparezca con ellos.
Su
generosidad proverbial, pues, se puede convertir en un veneno que les destruye. El amor puede ser el peor de los infiernos para ellos si el ser amado se queda en el camino por un fallo cualquiera.
Debido a este miedo, se sobredemandan y suelen acabar agotados cada día, sin que les importe n lo más mínimo si ese esfuerzo es correspondido por aquellos que reciben sus frutos. Hijos, amigos, amantes, esposos… No hace falta hace méritos para sacar partido de un Capricornio.
¿Cómo puede vencer este miedo un Capricornio?
Desde luego que no hay nada malo en el miedo al fracaso. Es una de las más grandes inspiraciones que tenemos para ser mejores día con día. El problema es cuando este miedo nos expone a situaciones poco gratis, acríticas con el medio que nos rodea, y con aquellos a los que consagramos nuestra vida.
Capricornio tiene que aprender a dar bien por bien, y cerrar el grifo de su generosidad cuando no obtiene retribución por lo mucho que hace.
También debe aprender a luchar sus luchas por sí y para sí: disfrutar de sus fracasos, de los que se aprende mucho, y de sus éxitos, que siempre son notables. Debe tomar las riendas de su vida, y cabalgar por el gusto de hacerlo, no para arrastrar la carreta de otros.